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Enfoque humano: ¿Qué es Power BI?

Lo que les voy a contar podría no ser tan evidente; pero a veces, nuestro problema es no poder describir lo que diariamente damos por sentado.

Cuando definimos algo, establecemos la visión de lo que nos rodea. Y, aunque suene platónico; al menos para mí, Power BI es como la música. Puede ser heavy metal, como también un jazz o mix chill para escuchar mientras trabajo; es decir, adquiere distintas formas a medida que lo voy utilizando.

Aquí, les voy a compartir una serie de visiones de lo que representa un software de analítica de datos para quienes nos dedicamos a la consultoría y al entrenamiento en este tipo de plataformas.

No cambies mi rutina

Miedo, suspicacia… siendo una de las primeras formas de expresión de lo que atenta a la rutina. Caer en cuenta que, las prácticas en el procesamiento de datos están cambiando y, quienes tienen jerarquía y responsabilidad ante otros no necesariamente estén interesados/as en modificar sus patrones mentales de toma de decisiones por nuevas herramientas.

Ese tipo de pensamiento puede convertirse en un yunque; porque lo técnico se supera de una forma u otra; pero lo humano, lo que se encuentra en lo más recóndito de nuestros pensamientos; es otra cosa.

Pensar que un buen pitch de ventas es suficiente para lograr tener éxito –ejecutar, sorprender, cobrar y seguir– no significa el verdadero éxito.

El éxito es inculcar y promover el cambio en la mente, la asimilación de nuevas prácticas que vienen a complementar a las de uso cotidiano, elevando las capacidades de discernimiento humano.

He sido escuchado/a

Sorprende, y es incómodo ver a profesionales en posiciones de responsabilidad, consumiendo sus horas más prístinas en actividades que hoy en día son consideradas de bajo valor.

Si, procesar datos de manera manual bajo la visión de la Inteligencia Empresarial Moderna es algo que no genera valor; se supone que lo considerado estratégico ya debería estar automatizado en la palma de tu mano.

Los motivos van desde conocimientos por debajo de lo necesario para aprovechar un mayor nivel de características de un programa, restricciones en el acceso automatizado de datos –visión antigua; trasnochada de la analítica dominada por los departamentos de tecnologías de información– en comparación a la flexibilidad y velocidad del autoservicio asumido en conjunto por unidades de negocio, y limitaciones que surgen de políticas de los departamentos de talento humano.

Para decirlo de otra forma: desequilibrios entre lo físico y lo intangible para agilizar nuestros procesos mentales.

Cuando una persona ve que es posible, conseguir responder en un par de segundos preguntas complejas; pero bien complejas… esas difíciles que te ponen a pensar lo que tomaría alcanzarlas con lo que se dispone en el ahora; inevitablemente surgen dudas. Por un lado, sientes que has sido escuchado/a ante los eventos que pensabas que eran imposible simplificarlos, y por otro, comienzas a preocuparte porque en el peor de los casos la comparación es inevitable: ¿Mis competidores analizan datos de esta manera, y de ser así, desde cuándo?

Nos comparamos en el posicionamiento de multiples factores; pero nos cuesta mucho recordarnos, que él se encuentra en la mente sigue siendo el más importante.

Desconfianza

Lo habitual es lo conocido. Lo conocido es seguro. Lo nuevo es una amenaza. Las amenazas deben ser tratadas con detenimiento.

La palabra cambio es super cliché. Cambiar se vende como pan caliente; pero a la hora del té, pocos están dispuestos a asumir lo que implica cambiar.

¿Por qué cambiar si me siendo feliz llevando a cabo actividades de bajo valor?  –yo lo hice durante un (1) año y medio todos los días, sacar copias, transcribir y pegar– y de verdad, en mi mente con lo que me pagaban y otras actividades adicionales no me iba fatal. Solo cuando vi el otro lado de todo este asunto, ya habiendo transcurrido varios años, es que comprendes que esa era la manera de como veías tu vida laboral en aquel entonces.

Desconfiar en algo que puede causar un impacto tan positivo en lo laboral aumenta por el apego a la rutina.

No todos somos abiertos a los cambios, ni nos encanta que nos muevan el piso a cada rato por «X o Y» programa que promete ser la panacea, y termina siendo desechada al poco tiempo.

A veces, el exceso de pasado, y el éxito de esquemas considerados «normales» hacen meya en la innovación mental.

He perdido el control

La belleza adquiere muchas formas, es subjetiva; pero allí les va una: ver lo que ha sucedido en los últimos días por estar ocupado en la operatividad, pero seguro de que tengo los datos correctos en el momento preciso. La tranquilidad, en contraste me permite rediseñar mis procesos mentales de toma de decisiones para los momentos adecuados al tener libertad. Y, cuando se tiene libertad es poque la gestión es abierta, ha comprendido que la alineación a distintos tempos es necesaria para agilizar los procesos.

Sin embargo, todo esto puede adquirir otros matices cuando sentimos que perdemos el control.

Los modelos analíticos de grado empresarial pueden ser una amenaza para aquellos estilos de dirección/gerencia donde el control es utilizado como arma de posicionamiento.

El posicionamiento se refleja en el poder. Un poder humano de tomar decisiones, donde los datos son su principal baluarte.

Por algo, cuando se entiende que, «quien tiene la información, tiene el poder» hablamos de procesamiento de datos de alcance inmediato y, no desde una visión restrictiva o aislada que va siendo presentada cómo y cuándo se considere necesario.

En ese sentido, la automatización de análisis complejos inevitablemente desnuda una gestion.

Y para sentirse bien así, hay que verse en traje de baño, en pleno verano bajo un sol intenso, disfrutando de las olas de aquello que no podemos controlar.

Tiempo al tiempo

Puede pasar un buen rato para que una organización tome la decisión de cambiar en algo que se encuentra en sus tuétanos.

La analítica es algo delicado. Son años de estudio en el aprendizaje de herramientas, preceptos y pensamientos cimentados en muchas mentes. Son procesos certificados que, para cambiarlos implica poner a prueba la tolerancia, y la capacidad de ejecución de distintos departamentos.

Y, a veces, por muy alineadas que se encuentren las estrellas, lo único que será necesario para seguir adelante es el tiempo. Infalible como nuestra experiencia humana, no tenemos que olvidarnos que todo tiene su momento. No por ser lo ideal para algunos es lo correcto. No por ser nuevo o lo que otros están utilizando es lo que la cultura analítica de la organización requiera.

Pero; si somos consistentes, y la visión de quienes promueven estos cambios mantienen sus convicciones; podremos vivir las mieles que solo el tiempo nos puede ofrecer.

En otros casos, sucede lo contrario. El tiempo es el elemento que hará evidente el fracaso de nuestra gestión.

Libertad

No necesariamente todos quieran ser libres. Por un lado, la libertad implica asumir cambios; en otros casos lo consideraran perder el control. Ser libres implica elevar a nuestros compañeros en prácticas consideradas hoy en día normales; trabajo colaborativo en la nube, acceso de análisis en distintos dispositivos, automatización a gran escala, visualización de datos, y capacidad de alcanzar respuestas complejas en segundos.

Pero; para obtener la libertad primero hay que librarse de la anarquía de los datos.

Y, allí es donde nosotros entramos en escena.

 

Fotografía de portada: @annieroenkae

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