Adaptación, urgencia y el rol del management con los datos

Mientras más tiempo llevo trabajando en el campo de la analítica de datos, más me atrae el comprender los motivos e intereses que mueven a las personas, al incorporar en su gestion diaria las nuevas prácticas, programas y plataformas disponibles.

Sin embargo, no todo es tan color de rosa; el conflicto es inevitable –cada uno lleva su procesión por dentro– cuando nos sentimos en el borde de la decisión entre adaptarnos o morir en lo profesional.

Para no dejar duda: morir no es ser despedido; sino habernos quedado haciendo algo que debió ser transmutado con el tiempo.

Adaptación

Viéndolo en retrospectiva, mi yo actual habría despedido a mi anterior; sin pataleo. Antes de convertirme en consultor, mi rutina diaria de analizar datos comenzaba sacando copias del libro de enfermería para luego, registrar los datos en una hoja de cálculo. Todo el proceso, sumándole otras fuentes provenientes de ERPs podría demorar como máximo unas 3 o 4 horas.

Hoy en día, esa clase de análisis y gráficos se encuentran disponibles 24/7 sin intervención humana. Se comprende que lo considerado medular/estratégico deberá estar debidamente certificado, procesado, automatizado y compartido. Todo cálculo de carácter organizacional, o como me gusta definirlo: institucionalizar un cálculo, tiene que estar por encima del individuo, siendo la compañía su dueña, preservando la continuidad de la analítica.

Adaptarse es la palabra suave con sentimiento de marketing para no decir «cambios».

Lo que pienso, –aquí si en voz alta– es que nos enamoramos de lo que controlamos. Y, con el tiempo, al igual que las relaciones humanas, nuestra relación con los programas se afianzan, le crecen raíces. Sin amenaza aparente, el cambiar se ve lejano; ni siquiera necesario porque la cultura analítica no ha cambiado.

El detalle es lo siguiente: no es tan fácil darse cuenta de esa clase de cambios intangibles; insipientes, pero latentes en las organizaciones.

Urgencia

La velocidad es algo relativo y, al igual como sucede en la vida con sus ritmos y formas de verse; las organizaciones, siendo el reflejo de lo colectivo, también tiene sus diferencias sobre lo considerado urgente.

Analizar datos es un proceso íntimo, podría hasta decirse; espiritual porque necesitamos estar con nosotros mismos para pensar, reflexionar y luego si decidir. La velocidad de conseguir resultados complejos lo más rápido posible aumenta, a medida que se normaliza el acceso a plataformas en la nube, y los precios ya se acercan a niveles de suscripciones de entretenimiento.

Si cambiamos la palabra «urgencia» con certeza, puede que lo veamos de una manera diferente.

Certeza para eliminar la urgencia, y dejar de ser reactivos.

Management y datos

Mucho se habla de costos y aspectos técnicos; pero precisamente ese lado está más que cubierto.

La principal barrera es la mente.

Hacer mea culpa es caer en cuenta que, gran parte de los procesos de analítica en grandes organizaciones están quedando obsoletos porque nuestra sociedad demanda lo inmediato. El tiempo, no se vive de la misma forma que en el pasado; y para los más pequeños el esperar un par de segundos por cargar un video juego es un tormento.

Lo que demoraba días en presentarse se logra en horas, y lo que tomaba horas se alcanza en segundos.

Cómo diría mi madre: «Pensar que en mi época tener en un teléfono celular todos los análisis contables automatizados era algo impensable«.

Las consecuencias nos salpican a todos. Si somos más rápidos, y, asimismo, automatizamos; todo el pasado deberá replantearse porque los seres humanos (analistas) tienen rutinas, hábitos que les dan sentido a sus trabajos. La responsabilidad del management va más allá de adoptar una plataforma de Inteligencia Empresarial; sino de alinear, y elevar los conocimientos de las personas para aprovechar al máximo las bondades que nos ofrece la tecnología.

Y, todo esto surge por nuestro desconocimiento de lo que sucede en este ámbito y el impacto en la calidad de vida de las personas. Habran quienes se sientan bien haciendo lo mismo, tal y como un hamster (yo lo fui) pero habrá otros que abrazaran las nuevas prácticas para tener más tiempo, y dedicarlo a actividades profesionales que generan mayor impacto tanto para ello/as como para la organización.

Fotografía de portada: Kind and Curious